Playa de Aguete, Marín (Pontevedra,
España)
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-¿Va a
venir la tía Adriana para siempre? – le preguntó Elena a su madre tras
enterarse de la situación.
-Para
siempre no, pero sí que va a venir a quedarse una larga temporada con nosotros –
le contestó su madre – Todo depende de las posibilidades que le den en la
universidad.
-A mí
me gustaría que se quedara para siempre, no me gusta nada cuando viene en
navidad y se va.
-Bueno
hija, no se puede tener todo en esta vida – le dijo Ana, y después hizo una
pausa – Aunque a mí también me gustaría que se quedara …
-No es
lo mismo que venga en navidades y en verano, y en Semana Santa vayamos nosotros
a verla …
-¿Por
cierto, te dieron la nota de física y química?
-No,
pero bueno tampoco tiene ninguna prisa, no me había salido muy bien.
-Elena
¿Quieres ir a clases particulares?
-No
hace falta … la profesora me tiene manía … ese es el problema. Además ¿La tía
fue alguna vez a clases particulares?
-Más en
la universidad, pero bueno … Aun así, en aquel entonces, no era tan frecuente como
ahora ir a clases particulares. Ibas si realmente lo necesitabas, por lo que
cuenta Fernando, los niños van aún sin necesitarlo.
-Bueno,
a mí no me hace falta – protestó Elena
-Yo no
lo veo así ¿Por qué no te ha salido bien el examen?
-¡BUENO!
– gritó Elena enfadada - ¡YA ESTAMOS! ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?
-Pero
hija, sólo quiero saber lo que te pasa para ayudarte.
Elena
se enfadó y se marchó corriendo a su habitación dando un portazo. Su madre
decidió dejarla, estaba en una edad complicada y muchas veces no sabía cómo
afrontar situaciones de ese estilo. Como echaba de menos a su hermana, ella
siempre era capaz de hablar con Elena … Además, si no quería clases
particulares, alguien tendría que ayudarla, ¿Y quién mejor que su hermana?
Su hermana era una crack, además
ella y su marido habían estudiado carreras de letras y de ciencias sociales. Podían
ayudarla con historia, matemáticas, lengua … pero con física y química difícilmente.
Después de esto llegó su
marido, Fernando y le contó la noticia.
- ¡Qué bien que venga Adriana! ¡Tengo
muchas ganas de verla! ¿Dónde está Elena?
-Se ha ido a su habitación, se
ha enfadado no sé porque …
- ¿Otra vez?
-Sí, otra vez, a ver si Adriana
es capaz de ayudarnos, porque ya no sé qué podemos hacer …
-A ella siempre se le ocurren
soluciones.
28/01/2018
Descubrirlaquimica. Estudiante de química en la USC