lunes, 17 de febrero de 2020

Las dos caras del E-162


Hola descubridores y descubridoras de la química,

La palabra aditivo alimenticio frecuentemente se asocia con peligrosidad y toxicidad, especialmente aquellos que llevan la letra E; e incluso se asocian con estafas. Aunque con algunos de estos aditivos haya discusiones y en algunos países estén prohibidos, lo cierto es que no todos son malos. Respecto al tema de las estafas, decir que hay cosas que pueden ser buenas, malas e inofensivas, todo depende del uso que se le de y como en todo hay personas que abusan del poder y hacen el mal con ello.

Las sustancias que se emplean para dar color a los alimentos se llaman colorantes, y son uno de los grupos más importantes de aditivos. Existen colorantes artificiales, que se sintetizan en el laboratorio, y colorantes naturales, obtenidos de los reinos vegetal y animal. El uso de estos no tiene otra finalidad que hacer atractivo para el consumidor los alimentos, mejorando el color o el aspecto de estos para hacerlos más apetecibles, o bien para reemplazar las pérdidas de color que se producen durante el proceso de elaboración ¿Serían atractivas las golosinas si fueran grises? ¿Y la carne si fuese marrón? ¿Serían apetecibles para los niños muchos alimentos si careciesen de color?


En esta entrada voy a hablaros del colorante E-162, que no es más que zumo de remolacha que contiene una molécula llamada betanina. Es uno de los colorantes naturales más usados, entre otras cosas para la coloración del helado de fresa.


El zumo de remolacha, tiene propiedades positivas para el ser humano. Como por ejemplo, que disminuye la presión arterial; aumenta la resistencia en el deporte, previene la inflamación; alto contenido en vitaminas, minerales y fibra; y reduce el riesgo de cáncer.

Sin embargo, a pesar de sus propiedades beneficiosas y de que su uso en alimentos no resulta perjudicial, se está utilizando para estafar en el caso conocido como el fraude del atún rojo. Por su cualidades nutricionales, el atún rojo se ha convertido en un manjar muy preciado y su precio supera los 35 euros el kilo (en países como Japón, puede llegar a costar 9.700 euros el kilo). Este boom provoca que muchos tramposos vendan en su lugar variedades mucho más baratas como el atún paludo y el atún paleta amarilla, pintándolas de rojo con zumo de remolacha. Y se cobrarán al mismo precio que el atún rojo ¡Indignante!


"Atún rojo malo" desteñido con zumo de naranja
De todos los trucos que he leído para distinguir el “atún rojo bueno” del “atún rojo malo”, me gustaría compartir con vosotros uno en concreto que me parece el más fácil de aplicar. Está en el hielo que rodea al pescado en la pescadería: si ese hielo está enrojecido, sabremos que se trata de un “atún rojo malo” que ha desteñido.
"Atún rojo malo" desteñido
Finalmente os dejo una foto en la que se ve a la izquierda, un filete teñido con zumo de remolacha. En el centro, tres trozos de atún rojo de almadraba y a la derecha, un chuletón de atún rojo.

Bibliografía:
Descubrirlaquimica. Graduada en Química por la USC. Exalumna Colégio Sagrado Corazón de Pontevedra.
  15 de Febrero de 2020